El Espectador publicó el 5 de octubre de 2019, ad portas de
las elecciones territoriales, el informo titulado Las 20 sociedades que más
donan ¿Cuáles son las empresas que más contribuyen a los partidos políticos?
Las cifras corresponden a 2018, el año de las elecciones presidenciales
(https://www.elespectador.com/noticias/investigacion/cuales-son-las-empresas-que-mas-contribuyen-los-partidos-politicos-articulo-884560,
consulta, marzo 01, 2020). El resultado es previsible pero, aun así,
escandaloso.
Los mayores aportantes son en su orden los siguientes: La
Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional, cuyos aportes fueron
de 8700 millones de pesos, pero todos para el movimiento MIRA. Los otros 19
donaron en total un poco más de 40.400 millones de pesos. El ranking de los
primeros cinco donantes es como sigue:
Empresa
|
Monto (millones)
|
Gaseosas Postobón
|
8098
|
Bavaria
|
4390
|
Agronegocios
|
3000
|
Grancolombia Gold
Marmato SA
|
2240
|
Banco Davivienda SA
|
1736
|
Ingenio del Cauca
|
1670
|
Cine Colombia SA
|
1665
|
Sin embargo, si sumamos a los de Postobón los aportes del
Ingenio del Cauca, la contribución del Grupo Ardila Lulle se acerca a los
10.000 millones; y si sumamos a los aportes de Bavaria los de Cine Colombia,
estos llegan a 6.000 millones. En total, más o menos el 40 por ciento de los
aportes a los partidos, se le deben (y ellos lo cobran) a los dos grandes
grupos empresariales no bancarios del país.
Ahora bien; estas donaciones no son, como ellos las
justifican, un aporte a la democracia, por dos razones: por un lado, de esos
poco más de 40.000 millones, más de 13.000 van para Cambio Radical y 12.500
para el Centro Democrático. En conjunto, más del 63 por ciento para estos dos
partidos. Mientras tanto, Alianza Verde recibe menos de 3000 millones, o sea el
7.5 por ciento, dato más que mentiroso por cuanto la mayoría, 2200 millones,
los recibe de una sola empresa llamada Dansgold SAS-Empresa para el Desarrollo
Económico y Social. Por otro lado, resulta que en la primera vuelta de 2018 el
candidato de Colombia Humana obtuvo casi los mismos votos que el del Centro
Democrático y más que el de Cambio Radical. Sin embargo, no aparece ninguna
donación para su partido.
Además, no es precisamente una práctica democrática y
liberal que las empresas financien partidos, pues es un hecho que la democracia
que dicen defender se basa en la premisa de ‘un ciudadano, un voto’, pero las
empresas no son agentes equiparables a ningún ciudadano particular en su
capacidad de defender intereses. Si quieren financiar la democracia lo primero
es pagar los impuestos correspondientes a su riqueza. Lo segundo, formalmente,
es hacer los aportes al Consejo Nacional Electoral, para que este los
distribuya a los partidos en las proporciones justas. De lo contrario, la
democracia queda sujeta al poder del capital y no a la opinión de los
ciudadanos.
Ahora bien; los empresarios deben aportar individualmente
como ciudadanos, así que tampoco es muy ético cargar el costo de sus opiniones
políticas a los gastos de las empresas, pues se supone que la empresa moderna
consiste en la separación del patrimonio empresarial del patrimonio familiar e
individual. ¿Dónde queda su ética empresarial?
Lo que queda claro es que a los empresarios no les interesa
la democracia, y ni siquiera el mercado, sino que invierten dinero en los
proyectos políticos que les garanticen la continuidad del modelo económico que
facilita la captura de rentas en vez de, como lo pregonan, un ambiente para
crear riqueza y empleo. Eso no es capitalismo, es rentismo, la apropiación de
las rentas del Estado sin tomar los riesgos de la inversión productiva.
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