El Doctor Cuero: De la nada a la NASA ¿de la NASA a la nada? Tampoco…
El debate sobre
los méritos del Doctor Cuero, evidenciado por el artículo del profesor Rodrigo
Bernal* (El Espectador, 2013-10-24), titulado Cuestionamientos al científico colombiano. Los dudosos honores del científico colombiano Raúl Cuero, es un excelente ejemplo de los debates espurios contemporáneos
sobre la legitimidad y la pertinencia de la Academia y de la Investigación.
¿Por qué espurios?
Por una razón elemental: mientras el profesor Bernal habla desde los argumentos
y las prácticas científicas, los periodistas hablan desde la lógica y la
justificación mediáticas, que en este caso son dos: por un lado, la audiencia,
la cual requiere una narrativa; y por otro, el conglomerado económico, que
requiere ingresos para la empresa RCN y de paso para el salario de los
periodistas. Por su parte, el doctor Cuero (entrevista en RCN, 2013-10-24),
cuyas investigaciones no se juzgan aquí –por falta precisamente de idoneidad
nuestra en su campo de estudio-, habla desde la lógica empresarial y política
de la eficiencia y la utilidad.
En efecto, la validez
científica de algún descubrimiento se basa en el principio impuesto por la Royal Society de Inglaterra en el siglo
XVII, según el cual “los sabios deben juzgar a los sabios”. Esta máxima ha sido
reforzada por el sociólogo de la cultura Pierre Bourdieu, para quien los
intelectuales, tanto en el campo científico, como académico o artístico, son
los “productores para productores”, es decir, aquellos que someten sus
producciones al juicio de sus pares, o sea, al juicio de personas que son igual
o más competentes que el autor. Por tanto, una producción científica no puede
ser certificada sino por un científico igualmente reconocido.
Esa es la razón por la
cual se busca si alguien publica en Nature
o Science, las dos grandes
publicaciones de las Ciencias Naturales. Como
bien lo expresa el profesor Bernal, “Porque una patente o un artículo científico
están sujetos a una minuciosa evaluación por parte de investigadores de alto
nivel, que revisan en detalle cada afirmación, cada proceso, cada resultado”. Y
quien puede hacer esto no es un periodista, ni un funcionario público, ni un
empresario, sino otro científico. De esto deduce el
periodista Iragorry, premio Planeta de Periodismo, que nadie lee lo que
escriben los académicos (Noticias RCN, 2013-10-24). Claro, porque no son
lecturas para periodistas.
Los medios hablan desde su propia lógica, la lógica
mediática y económica. Yolanda Ruiz se queja con razón de que los académicos en
general desprecian a los periodistas, por considerar que su conocimiento es
superficial y que trabajan con información efímera o algo por el estilo. Tiene
razón, pues a veces los académicos no entienden que los periodistas trabajan
con la actualidad y no se pueden tomar todo el tiempo que requerirían los
análisis académicos. Pero, concedido esto, hay que decir que la lógica mediática
es un poco más que actualidad.
En efecto, un relato mediático, para que tenga
audiencia, debe tener una dramaturgia. Esa dramaturgia se basa en la lógica del
héroe, es decir, en una leyenda. En nuestro caso, la leyenda dice que el Doctor
Cuero pasó de la pobreza en Buenaventura al centro de la ciencia mundial en la
NASA. Este relato es por sí solo llamativo para alguien que no sabe nada de
ciencia pero que sabe que la NASA es la agencia de los viajes espaciales. Además,
haber logrado llegar a algún tipo de trabajo para la NASA es un mérito
indiscutible. Este relato está basado en la verosimilitud, es decir, en la
estructura de la ficción, no en la verdad científica. Por tanto, si son ciertos
o no los logros científicos del personaje, no importa. Lo importante es la
carrera épica del héroe.
La otra característica mediática del relato es
que tiene que crear una verdadera dramaturgia en la propia producción de la
noticia. Por eso, al mismo tiempo que se está leyendo en la radio el artículo
publicado en El Espectador, se está
hablando por teléfono con el Doctor Cuero para que refute los argumentos del
profesor Bernal, creando un verdadero conflicto que tiene más de espectáculo
que de verdad (en la FM los ponen al aire simultáneamente). Es decir, lo
importante para el medio, y también para el protagonista, es precisamente el
protagonismo, la visibilidad mediática.
Y aquí viene la tercera parte de la discusión:
los argumentos del Doctor Cuero. Ante las acusaciones de que no es cierto que
tenga las patentes que dice tener, y de que los artículos publicados son muy
pocos y de que los premios son sólo certificaciones de rutina, la única
respuesta que se logra identificar es que las patentes pendientes también son
patentes (ver objeciones en el artículo del profesor Bernal).
Quiero resaltar, sin embargo, lo que me parece
sustancial de la respuesta. En 1978 el filósofo francés Francois Lyotard
escribió el famoso informe sobre el saber titulado La condición posmoderna. En ese momento, su argumento era más o
menos este: los agentes universitarios ya no se preguntan si lo que se aprende
es verdad, sino si lo que se enseña se vende y funciona. Es decir, si le sirve
al capital y al poder. El doctor Cuero parece estar en esa lógica, pues se
defiende –o más bien contraataca– diciendo que no le interesa tanto la
publicación como la innovación y la creación, que eso le permite conseguir
financiación para los prototipos en Estados Unidos a través del capital de
riesgo, que no existe en Colombia. En una palabra, es más importante lo útil
que lo verdadero. Esa también es una lógica extra-académica.
Las tres partes del debate tienen razón en su
campo. El profesor Bernal está diciendo cómo se construyen las legitimidades en
el campo científico; los periodistas, cómo se construye la credibilidad en el
campo mediático; y finalmente, el Doctor Cuero, cómo se consigue reconocimiento
económico y político para un científico funcional al capital y al poder.
Debería estar claro que los académicos no son periodistas ni divulgadores, que
los periodistas no son científicos y que los científicos y los inventores no
tienen que ser críticos.
Pero, entonces, queda una pregunta:
¿por qué un científico termina en un debate mediático sobre su persona, en vez
de estar en un debate científico sobre sus descubrimientos e innovaciones?
Primero, porque es lo único que se puede hacer desde el periodismo, como ya se
explicó, es decir, los medios y los periodistas no están calificados para hacer
debates científicos, sino para hacer relatos sobre las personas y crear
controversias personales, no científicas.
Pero del lado de los científicos surgen dos sospechas:
la hipótesis de Bourdieu, en su pequeño libro sobre la televisión, dice que
cuando un científico tiene que buscar legitimidad en los medios y en la
política, es porque tiene poca legitimidad entre los colegas del mundo
científico. Sin embargo, obtener 13 patentes, e incluso una; trabajar en algún
proyecto para la NASA y tener cabida como investigador en una universidad
norteamericana, no son pocos méritos. ¿Por qué inflar los datos?
La otra sospecha nace del hecho de que en
nuestro caso, ser promovido por El Tiempo
y RCN, como dos de los más grandes
medios del país tiene la ventaja de convertirse en el centro de una verdad,
pero no de la verdad científica, que no es su función, sino de la verdad social
del sentido común, que no es menos importante. Sin embargo, en Colombia esto
tiene un pecado original: la verdad mediática es sobre todo la verdad oficial;
y menos que eso, es la verdad de tres grupos económicos.
Aparecen dos consideraciones al margen: el
doctor Cuero se considera perseguido, por un lado, por no pertenecer a lo que él
llama la Main Stream de la
investigación en Colombia; y por otro, por ser afrodescendiente. Estar fuera de
la corriente principal es algo, una valoración positiva o negativa, que otros
le atribuyen a alguien; si alguien se lo autoatribuye es por lo menos
sospechoso. Ser afrodescendiente no hace a nadie ni mejor ni peor científico,
es una condición extra-científica.
Referencias
- Bernal, Rodrigo (2013). Cuestionamientos al científico colombiano. Los dudosos honores del científico colombiano Raúl Cuero. Bogotá: El Espectador, 2013-10-24.
- Bourdieu, Pierre. Las reglas del arte. Barcelona: Anagrama, 1995.
- Bourdieu, Pierre. Sobre la televisión. Barcelona: Anagrama, 1997.
- La FM: Entrevista al Doctor Cuero, 2013-10-24: http://www.lafm.com.co/noticias/raul-cuero-el-cientifico-148226
- Lyotard, Jean-François. La condición postmoderna. Informe sobre el saber. México: REI-México, 1993.
- RCN, La Radio (2013). Entrevista al Doctor Cuero, al aire, 2013-10-24.
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